Sunday, December 09, 2001

Dec 09/01 - Mis razones, El Universal

El Universal, 9 de Diciembre, 2001

Mis Razones
Pedro Mario Burelli Briceño

Hace unos días el Sr. Chávez, ese mismo que mareo a sus colegas latinoamericanos con el canto de la democracia participativa, le informó al país y como siempre sin percatarse, al mundo entero, que él se había reservado para sí la Ley de Tierras pues respondía, y aquí interpreto lo que no necesita interpretación, a su profundo resentimiento social. La sinceridad del Presidente asusta, su estupidez anonada, la ineludible consecuencia de tan burdo fraude la comienza a aplaudir un país que despierta.

Para no desaprovechar su pauta y con su misma franqueza, doy fe de las razones por las cuales, desde ya, celebro el fin de una Presidencia que ese hombre se ganó por carismático y atrevido, y la perdió por ignorante e irresponsable.

Me limitaré a once razones por respeto a quien por curiosidad, ociosidad o amistad se haya sentido tentado a leerme.

  1. Por mis hijos a quienes les quiero legar solo la opción de poder competir en igualdad de condiciones en cualquiera cosa y en cualquier escenario, pero a los que siempre quisiera ver vivir y triunfar en Venezuela.

  2. Por la memoria de mi abuelo, Mario Briceno Iragorry, quien murió un viejo joven pero felizmente de vuelta en su patria después de haber luchado como pocos por acabar con la dictadura de un sátrapa a quien finalmente le llegó su hora fuera del país que saqueo, y que alabado sea Dios, recibió la noticia de su desaparición con la más completa y merecida indiferencia.

  3. Por mi padrino, el General en Jefe Eleazar López Contreras cuya contribución a la institucional y pacífica convivencia de nuestra patria merecen ya un cuarto sol para distinguirlo de los acomodos y sinvergüenzas que vivimos hasta hace solo unas pocas semanas.

  4. Por mi padre, Miguel Ángel Burelli, que caminando con zapatos prestados y con suela de agujeros, pudo y se hizo hombre culto y útil al país sin comprometer nunca principios que eran básicos inclusive para un pobre campesino de La Puerta, Estado Trujillo de donde comenzó a andar y en donde con gusto y sin complejos se que quisiera terminar su historia.

  5. Por mi familia política los “oligarcas” Vollmer, que con pinta de musius llevan ya unos cuantos años demostrando que la prosperidad, el trabajo, la ética, la familia, la fe y la caridad han, pueden y volverán a coexistir en esta patria donde solo recientemente el resentimiento y la envidia se enarbolaron como política de Estado..

  6. Por mis amigos y ex-colegas de Petróleos de Venezuela, empresa cuyos logros, fallas y potencial solo se pueden afrontar con tenacidad, providez y orgullo.

  7. Por la vergüenza que siento cuando el nombre de mi país se menciona solo con rubor, desprecio, o ridículo, cuando por el contrario tenemos de todo lo que se requiere para aspirar no a una quijotesca paridad con los grandes sino de una interesante y productiva contertulia con ellos y los demás.

  8. Por los miles de Venezolanos que he conocido dentro y fuera del país que tienen las herramientas y el ansia de construir un país, y que hasta hace días se sentían acorralados por esta especie de Revolución anti-Darwiniana que se regocijaba de estar conducida por aquellos libres de virtudes.

  9. Por deber con mi fe católica que se profundizo cada vez que ese cínico soldado de Caifas. ofendió a la Iglesia y a sus pastores

  10. Por entender que nunca vivirán mis hijos en democracia si la hoy avergonzada Fuerza Armada no recibe rápidamente el aliento que le quitó quien disfrazado de jerarca los embarcó en una odisea cuyo coste, casi fue, el inmenso prestigio que se supieron ganar en el tiempo y que sin lugar a dudas recuperarán con el apoyo de todos y el apego a los valores de siempre y entre otros; La Lealtad, La Verdad, La Disciplina, La Vocación de Servicio, y El Espíritu de Cuerpo.

  11. Y finalmente, por ahora, porque no se salta al vacío, ni se pasa más hambre, cuando se evita el despeñadero - destino irremediable de una revolución de mentiras.

Hoy con la certeza de que tenemos como, tenemos por que y nos tenemos los unos a los otros, celebro el final de una pesadilla que, aunque nunca corta, al menos nos hizo entender que este país es de todos y solo avanzará con el esfuerzo de todos.

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